Julio Correal es un famoso actor, conductor y empresario colombiano.
Detrás de esa imagen de hombre serio y regañón aflora una jovialidad y sencillez que sorprenden. En pocos segundos, con su tono de barítono, puede tener a su alrededor a las que quiera. Con ese humor bogotanísimo puede hablar de música, cine, teatro, tecnología y en general de todos los temas que les gustan a los jóvenes, no en vano ha estado metido de lleno en la música durante más de 10 años. Y, aunque no parece, su vena politica seguramente es un as bajo la manga a la hora de conquistar.
Para muchos, Julio, sencillamente, es un bacán, y en su hablar fresco, con términos neohippies que se le escapan de cuando en cuando, confirma que es un hombre que se toma la vida con tranquilidad y que hace lo que le va llegando. «El cosmos conspira cuando se desean demasiado las cosas».
Hace 20 años, cambió radicalmente de oficio; de ingeniero civil pasó a ser publicista. Dejó el oleoducto Caño Limón-Coveñas y la selva de Tibú, donde estuvo en la sección de perforación de pozos, para irse de ejecutivo de cuenta a la capital colombiana.
Cinco años más tarde, y alentado por la música, volvió a cambiar de oficio. Se convirtió en manager del grupo de rock Aterciopelados, y cambió una oficina y un escritorio por los bares, las tarimas, los hoteles y los viajes entre una ciudad y otra.
Fue ahí donde muchos conocieron a Julio Correal, pues su nombre sonaba siempre que un periodista quería entrevistar a Aterciopelados. Durante 10 años se hizo conocer en el medio, fue uno de los creadores de Rock al Parque y se mantuvo con el grupo de Andrea Echeverri hasta que ganó un Grammy Latino.
Y aunque pocos lo crean, en su camino también se cruzó la actuación. Por poco es Abel Cruz, el matón de La viuda de la mafia. De hecho, alcanzó a grabar el cabezote de la novela. También tuvo una participación junto a Enrique Carriazo en Ángel de la guarda, mi dulce compañía. «Sentí un poco de vergüenza por estar frente a alguien que de verdad sabe actuar’.’
No era l suyo, definitivamente, pues su máximo sueño es presentar un programa bien cool. «Quiero reemplazar a Jota Mario en Muy buenos días, porque me pare ce que ya está bueno, y José Gabriel también debería decir chao. Me encantaría hacer un programa como el de ellos’; afirma.
HOMBRE DE FAMILIA
Dejó Aterciopelados en gran parte para estar con su familia. «La vida con una banda, y no es ningún reproche, sí es un poco alocada. Después de 10 años juntos, decidí que quería hacer mis propios proyectos y dedicarme a mi familia. Mis hijos estaban creciendo y no quería perderme eso. No quería que ellos dijeran: ‘Este manviene, trae el billete y se vuelve a ir».’
Aunque continúa en su faceta de manager de artistas, como Lucas Arnau, Alerta’, Etnia y Fernet And The Caribbean Ravers, ahora todo es más relajado, pues duerme más tiempo y comparte más con su esposa y con Valentina (14 años) y Juan Fernando (12), sus dos hijos, que lo mantienen enamorado y a quienes admira porque son unos «bacanes’.’
Reconoce que anda en un buen momento. «Estoy fascinado; la verdad, estoy bien en todo: en el amor, en el sexo, con mis hijos, mis amigos y con mi imagen. No me puedo quejar… No soy famoso, soy popular, y me ha sor prendido que la gente es chévere conmigo’.’
Paola, su esposa, es su gran partner, y con ella se ha casado, literalmente, tres veces: «La primera vez fue en una finca en Chía. El notario no llegó, pero montamos la parodia de que sí; a todo el que llegaba le decíamos: ‘¡No, hermano, el notario ya se fue y se lo perdió!’ Pero a la semana lo hicimos de verdad. Y hace dos años decidí casarme por lo católico. Me pareció un detalle de amor. Por eso le dije: ‘Mira, lo quiero llevar a un altar, quiero un compromiso con mi Dios de que lo voy a amar toda la vida’. Yo digo que a mi esposa le encantan los matrimonios por las rumbas. Por estos días me dijo que quería casarse por to judío. Tenemos pendiente otro en Las Vegas; ese lo haremos’.’ Por ahora, disfruta de su buen momento, de su filosofía let it be (dejar ser) que aplica con sus hijos y que a los sicólogos del colegio les preocupa. Pero así es Julio Correal, un let it be que pretende volverse el mejor presentador de la televisión colombiana.
